Cuando llega una nueva familia al colegio, llegan con la expectativa si sus hijos serán aceptados y respetados. Pasan el portón café y nuestra frondosa escuela le va dando la bienvenida paso a paso a través de su verdor, entre frutos y árboles, sembrados y cuidados por nuestros propios alumnos. Ese acobijo que le brinda la naturaleza en sí misma, lo esperan en las aulas, en los maestros, en los nuevos compañeros y en la comunidad entera.
Además de buscar una escuela para sus hijos, buscan el beneficio de la inclusión que necesita todo ser humano en la sociedad. Un papá o mamá nuevo reconoce y sabe que debe adaptarse. Quizá entiende que habrá diferentes personas con las que deba convivir no solo su hijo sino él también. La tarea no será fácil ni para su hijo y menos para él.
Como adulto con más años en la tierra, tendemos a ser más prejuiciosos; y ante un nuevo compañero, algunas mamás se llenan de preguntas: ¿serán buenos niños? ¿vendrá de padres separados? ¿dirán groserías? ¿serán respetuosos o responsables? ¿estarán sanos? ¿tendrán solvencia económica? ¿serán de la misma religión? ¿son veganos?
Como institución educativa con un enfoque humano, buscamos que nuestros alumnos respeten las diferencias de raza, cultura, religión o alguna discapacidad. A través de su sentido de inclusión, los niños que viven en un mundo globalizado e integrado requieren ser solidarios. Valoran cada momento de su vida y aprenden de otros. Se vuelven más tolerantes y respetuosos.
Con la inclusión avivamos el valor de la tolerancia en nuestros hijos. Valor que nos ayudará a una sana convivencia en casa, ya que él entenderá que cada miembro de la familia piensa diferente pero convivimos con igualdad y respeto.
Como padres forjemos espacios que favorezcan la sociabilidad y la empatía en casa. Ayudemos a una educación para la paz en el colegio. Seamos responsables de criar hijos sensibles que sean transformadores de una sociedad cada vez más desconectada a la esencia del ser humano: la capacidad de razonar, aprender y evolucionar.
Dese la oportunidad de que en el próximo cumpleaños de su hijo, tengan más sillas de nuevas mamás, nuevas compañeras del café. Hagamos open house de nuestras almas para que nuestros hijos tengan una expansión en sus vidas.
Ahora, ¿Cómo lo motivas a hacer más amigos? ¿qué haces para que tu hijo sea más tolerante con los demás? Cuéntanos una anécdota en comentarios.