Sin duda, la tradición de romper las piñatas es una de las que más gustan a los pequeños en las fiestas decembrinas. Es casi un ritual que divierte y emociona: no sabes quién será el niño o la niña que la logre romper y tampoco sabes qué dulce, fruta o sorpresa podrás atrapar una vez que caigan al suelo.
Más divertido aún, mientras intentas romperla con los ojos vendados y tus amigos o compañeros de clase te gritan a todo pulmón en dónde está la piñata que bailotea colgada de un lazo en movimiento. Los niños y niñas esperan expectantes alrededor; miran atentos la piñata y ríen profusamente cuando no logras atinarle. Todos queremos pasar a romperla y nos encanta que nos canten “dale, dale, dale, no pierdas el tino…”
Nuestras queridas piñatas son motivo de reunión y reproducción de una de las tradiciones más pintorescas que hay en México. También es emocionante y motivo de convivencia familiar y seres queridos involucrarse en su elaboración: desde planear la forma que tendrá, qué colores y materiales se usarán, hasta verla terminada.
La tradición está tan arraigada que, incluso, son exportadas cada año, para que nuestros connacionales que viven en otros países puedan reproducir el ritual y vivir momentos inolvidables más allá de las fronteras.
Su origen
El origen de las piñatas es diverso: se cree que provienen de China y que, mediante intercambios comerciales, llegaron a Italia y España; de ahí, llegaron a México, a través de los misioneros agustinos. En Acolman, municipio del Estado de México, fue el primer lugar donde tuvieron presencia las piñatas que conocemos.
Otro origen lo tienen los mexicas y mayas: en la época precolombina solían hacer vasijas y esculturas huecas de sus deidades, elaboradas con arcilla, las cuales rellenaban de granos o frutos, que rompían en medio de un ritual que significaba abundancia.
Si bien, la forma tradicional es, con base en una olla de barro, cubierta de papel colorido y siete picos, hoy en día, la tradición se ha adaptado y las piñatas cobran diversidad de formas, colores, diseños y no solo son protagonistas en las posadas de diciembre, sino incluso, en cumpleaños y demás festividades.
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