Cuando se escucha la palabra “disciplina”, generalmente, remite a un sentido negativo o no placentero. Se piensa que “ser disciplinado” o “tener disciplina” implica restricción, renuncia a ciertos gozos o diversiones. Sin duda, se le ha creado mala fama y, más que una herramienta, se ve como una carga pesada que atrae incomodidad.
No es gratuito. Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española, observaremos que la palabra tiene diferentes acepciones que podrían confirmar lo descrito.
Por otra parte, se ha inculcado que, si se desea llevar a cabo alguna tarea, lograr alguna meta u objetivo, es primordial tener disciplina, reunir las energías, concentrarlas, sistematizarlas y enfocarlas. Parece contradictorio: lograr alguna meta proporciona satisfacción, tener disciplina, no tanto. ¿Qué hacer?
Existen especialistas –psiquiatras, psicólogos, pedagogos– que se han dedicado a cambiar el paradigma negativo e incluso romperlo, con propuestas alentadoras e innovadoras. ¿Se puede tener una idea positiva de la disciplina? La respuesta es “sí”. Además, no solo los niños la pueden adoptar, para los adultos puede resultarnos bastante útil, sobre todo, para estar en sintonía con nuestros hijos.
A inicios del siglo XX, emergieron estudios concernientes a ese cambio de paradigma: la Disciplina Positiva. Basada en los trabajos del psiquiatra austriaco Alfred Adler, sostiene fundamentalmente que, el comportamiento de los seres humanos se funda en su deseo por mejorar su situación de vida.
Además, todos los seres humanos, son iguales, merecedores de dignidad y respeto. Valora el sentido de pertenencia y la capacidad para contribuir al bienestar del grupo. Es decir, hay un sentido de comunidad en esas tesis.
Durante el siglo pasado, diversos estudiosos continuaron con la profundización y difusión de tales tesis. La constitución de manuales, libros y la creación de talleres han resultado de gran ayuda, no sólo para la formación de los niños, sino para los padres y profesores.
En ese sentido, la Disciplina Positiva busca alentar a los hijos a desarrollar su pensamiento reflexivo, la responsabilidad, cooperación y el fomento del sentido de comunidad, a través de la conexión, más que la corrección punitiva.
Como padres de familia y profesores, resulta bastante alentadora la existencia de este tipo de propuestas, con miras a la formación integral de los niños, en un marco de respeto y dignidad.
En Colegio Ameyali Puerto Vallarta tenemos clara esa serie de principios, ya que nuestra misión, ante todo, es fomentar el desarrollo armónico de los niños mediante servicios educativos integrales, en un ambiente cálido, incluyente y personal.
¡Acérquese a nosotros y viva la experiencia Ameyali!