MIS PADRES VAN A LA ESCUELA
Por Yllelyna Aponte Carías
Nacimos como padres el mismo día que nuestros hijos llegaron al mundo. Ni ellos llegaron con manual de instrucciones, ni nosotros recibimos un curso intensivo para educarlos.
Nuestros hijos son una responsabilidad, un reto y una de nuestras mayores satisfacciones. A través de la conformación de la familia (como cada quien la tiene conformada) como primer agente socializador podemos buscar la educación más idónea de nuestros hijos.
Preocupados por esta gran misión desde el Colegio Ameyali activamos el Programa de la Escuela para Padres indicado por la SEP, y direccionado de acuerdo a las necesidades de nuestra comunidad partiendo de situaciones cotidianas en aula y de las dinámicas de funcionamiento del grupo familiar.
En la Escuela para Padres se propician momentos de reflexión, identificando y analizando las diferentes etapas que cumple una familia, se promueve la comunicación entre los integrantes y con el entorno de la comunidad educativa, se identifican las situaciones problemáticas que se crean en el interior del núcleo familiar teniendo en cuenta los distintos roles y funciones. En definitiva una Escuela de Padres es uno de los mejores medios para mejorar la calidad educativa de la estructura familiar.
La escuela para padres:
APOYO, RECURSO, HERRAMIENTAS Y CORDURA
En el Colegio Ameyali la Escuela para Padres bajo la tutela de la maestra Jose Hernández, quien a través de juegos, dinámicas grupales, trabajo en equipo; lleva a la reflexión a padres, madres y abuelos asistentes.
Además de venir a aprender, los padres con frecuencia rompen paradigmas de cómo educar a sus hijos. Con el modelo de Disciplina Positiva buscamos darles nuevas herramientas para la crianza de hijos felices potenciando el respeto mutuo, centrándonos en soluciones y no en castigos. El fin es ayudar al niño a sentirse tomado en cuenta y amado.
Los martes fueron llegando los asistentes. Dejaron encargados a sus hijos por unas horas para capacitarse y aprender a trabajar en los celos, berrinches, frustración, responsabilidades compartidas, lucha de poderes y tiempo para cada hijo.
Les preguntamos a algunos padres y/o madres, ¿cómo te ha ayudado la escuela para padres? Para lo que Ana Paula Cuervo respondió “el comprender que detrás de un mal comportamiento hay una necesidad emocional insatisfecha, por lo que se debe de poner atención a lo que hay de fondo, y no solo atender o reprender la mala conducta”.
Afirma sobre la importancia de encontrar un balance entre la firmeza y la amabilidad; y el hecho de venir a la escuela para padres “me ha dado herramientas para conseguirlo”.
Por su parte, Sara Romero, señala que hay cosas maravillosas que definitivamente si cree poder aplicarlas pero otras las deja de lado, no porque no cree que funcionen sino que requieren de litros de paciencia, “como el dejarlos cambiar solos todos los días o que recojan su cuarto. Muchas veces por el perfeccionismo o las prisas”.
En general comenta Sara, que le ha funcionado ser más clara y firme en las instrucciones con sus hijos. “Vamos a llegar, se meten a bañar, preparan el uniforme y alistan la mochila”. Y para asegurar preguntó: hijos, qué tenemos que hacer llegando? Y hasta se peleaban por contestar.
Su sorpresa fue mayor, cuando al llegar hicieron toda la rutina sin que estuviera detrás de ellos. “Hasta los zapatos limpiaron y la más pequeña se cepilló el cabello extra”.
Si aún no has ido a una sesión de Escuela para Padres, estás a tiempo para compartir experiencias y herramientas que te han funcionado así como tus dudas y dificultades en un ambiente de confianza y comprensión. Te esperamos.