Escuchar un cuento siempre ha sido una actividad que nos piden los niños. Un momento que anhelamos cuando crecemos y que es vital para el desarrollo de la imaginación y el autoestima. Contar cuentos a los niños hace que ellos se vuelvan más reflexivos; gracias a los mensajes y que les ayudan comprender la mejor forma de actuar y comportarse, y a saber distinguir entre lo bueno y lo malo.
Por azares del destino, en días pasados retomé lo que hice hace más de 30 años, algo que alegraba mi corazón y llenaba de emoción a los más pequeños de la casa: CONTAR CUENTOS. Les conté un cuento a los maestros del Colegio Ameyali, y luego me tocó contar cuento al grupo de primero de primaria. Estos dos momentos fueron claves para revalorizar la narración oral, una actividad fascinante que siempre me la pide mi hijo.” Cuéntame un cuento mami” y que nos relaja y nos invita a desconectarnos de la ficción de las redes sociales.
A través del cuento el niño identifica las emociones de cada personaje y las llega a comparar con las de él mismo. Escuchar el desenlace de la historia les da argumentos para afrontar sus propios miedos, teniendo una sensación de mayor control.
Cuando contamos un cuento a nuestros hijos, tenemos muchos ganadores:
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Estimulamos su memoria y su expresión.
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Desarrollamos sus capacidades de percepción y comprensión.
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Ampliamos su sensibilidad.
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Le regalamos felicidad de manera implícita ya que le dedicamos un tiempo para atenderlo y mimarlo. Ganamos su confianza para nos cuentan lo que les sucedió en el día , sobre situaciones difíciles que estén viviendo, pudiéndolos orientar y apoyar.
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Ampliamos su vocabulario. Leerá mucho mejor y por consiguiente tener un mejor desempeño escolar.
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Les potenciamos su capacidad de escucha y de poner atención, básicos para un buen aprendizaje.
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Otorgamos tranquilidad cuando los vemos muy inquietos y/o ansiosos.
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Pueden conciliar el sueño y les prepara para que descansen.
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Aprenden de manera divertida sobre historia, la vida, los animales letras, colores, números y hasta palabras en otro idioma.
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UN REGALO PARA NAVIDAD: EL AUTOCONTROL
En estas fechas, aunque sea navidad, con todos y tanto tiempo en casa, a veces, nuestros hijos y nosotros perdemos un poco el autocontrol emocional. Llegamos a gritar, a frustrarnos, pelearnos, molestar a los demás y terminamos el día A GO TA DOS.
El agotamiento emocional se traduce en conductas impulsivas que dañan las relaciones con los que compartimos, los que amamos y con nosotros mismos. Para esta época la impulsividad esta a la orden del día, todos en algún momento explotamos si no respiramos y controlamos nuestra necesidad primaria: sentido de pertenencia y ser amados.
Los niños deben aprender de los adultos muchas técnicas, pero a veces como padres no las tenemos dominadas o se nos escapan de las manos.
Como regalo para esta navidad te obsequio este cuento sobre la tortuga y el autocontrol. Hay varias versiones en texto y audiolibro. Además puedes descargar POR TIEMPO LIMITADO la técnica y usarla a través de Disciplina Positiva.